viernes, 27 de abril de 2012

A lo loco se vive mejor

"Mira, te voy a contar una historia que me marcó para siempre. Era un 8 de Marzo por las calles de Manchester, y tras haber quedado eliminados de la Champions League, nos apeamos a conseguir la Europa League. Teníamos un partido aparentemente fácil. ¿Quién es ese Athletic Club? decían algunos. Pero cuando llegó el día del partido nos quedamos de piedra. Una oleada de gente con camisetas rojiblancas invadió Manchester. 8.000 hinchas, todos bufanda en mano, llegaron a nuestra ciudad con el propósito de animar a su equipo. Jamás había visto una cosa así. 8.000 aficionados que se desplazaron casi 2.000 kilómetros con el objetivo de llevar en volandas a esos que se hacían llamar Leones. Una afición de bandera, siempre respetuosos y excesivamente amigables. Entonces llegó el encuentro. Esas 8.000 gargantas animaron de tal manera que Old Trafford se convirtió en su estadio, San Mamés, cuál fue nuestra sorpresa cuando salimos del estadio habiendo perdido por 2-3. Ellos estaban locos, eufóricos, como si hubiesen ganado la Champions. Era para ellos un honor ya sólo haber jugado aquí. Pues no solo eso, sino que nos ganaron, y bien ganado. Una semana más tarde, yo me desplacé a Bilbao y jamás en mi vida había visto tal afición. Las banderas colgaban de los balcones, los coches pitaban por las calles casi el día anterior al partido y los hinchas no pararon de gritar en toda la tarde. Casi no había nadie que no llevase una bufanda rojiblanca. Nos trataban como a reyes, mostrándonos su respeto y siempre intentando mantener una buena relación futbolística. Entramos en La Catedral. Ni Anfield, ni el propio Old Trafford...nada. El estadio más entregado a su equipo que jamás haya visto en mi vida. Ese partido acabó 2-1, perdimos, sí es verdad, pero la lección de fútbol, afición y garra que me ha dado ese equipo, no me la dará ninguna Champions League que ganemos. Después de nosotros, el Schalke de Raúl Gonzalez y el Sporting de Portugal sucumbieron. Plantados en la final, le esperaría el Atlético de Madrid. El 10 de Mayo, esos Leones sacarían la Gabarra para celebrar que fueron uno de los mejores equipos del viejo continente" Estas serán las palabras de un abuelo residente de Machester a su nieto. Le contará que este año vivió una de sus mejores experiencias futbolísticas, y es que el Athletic ha dejado huella. Un equipo con casta, con coraje, con valor. Uno de los grandes de la Liga, que anteponiéndose a filosofías basadas en los fichajes a base de talonario, siempre se han mantenido ahí, al pie del cañon, en la primera categoría siempre. Es admirable, es de quitarse el sombrero. No me entra en la cabeza que haya gente bilbaína que no tengo algún sentimiento por el Athletic. Aunque sea un poco. Yo, personalmente, mi primer equipo es el Valencia CF, pero no concibo un mundo de fútbol sin el Athletic. Aquella persona que desprecia, que insulta, que no reconoce al Athletic como es, no sabe nada. Absolutamente nada. Ese equipo que se ha convertido en la auténtica medicina contra el equivocado pensamiento futbolístico en el que se cree que el que mejores fichajes hace es el mejor. No es verdad. Toda una vida dedicada a la cantera, toda una vida llevando al equipo a las espaldas, toda una vida animando, en las buenas y en las malas. Ahí está la base del fútbol, creando jugadores que por sus venas laten los colores del equipo al que defienden. Ese debe de ser el auténtico espíritu del deporte rey. Un equipo formado por guerreros que se dejan el alma cada vez que pisan el césped. Un equipo de vuelta al ruedo. Un equipo que emociona, que ilusiona, que hace soñar, que hace felices a los desgraciados y que hunde a los que se creen superiores, un equipo que cada vez que juega lo hace con 12 jugadores. Un equipo simplemente enorme.

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